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viernes, 22 de julio de 2011

David Reina en Jerusalen

David Reina en Jerusalen

Según las escrituras, David emprendió campañas militares contra los enemigos de Judá e Israel, y derrotó a enemigos tales como los filisteos, amonitas y arameos, consiguiendo así que las fronteras permanecieran seguras, aunque sufrió la sublevación de su hijo Absalom, erigido como rey en Hebrón, que fue derrotado y muerto por las tropas de David. Tras arrebatar Jerusalén a los jebuseos, trasladó a esta ciudad fortificada la corte, que estaba en Hebrón, y el Arca de la Alianza, que se encontraba en Quiryat Yearim.nota 1
Bajo su gobierno, Israel pasó de reino a imperio, y su esfera de influencia militar y política en el Oriente Medio se amplió, controlando a estados más débiles como a los filisteos, Moab, Edom, Ammon, y convirtiendo en vasallas a algunas ciudades-estados arameas (Aram-Zobah y Aram-Damasco). Las fronteras iban del mar Mediterráneo al desierto árabe, del mar Rojo al río Éufrates.27 Algunos arqueólogos modernos, aunque minoritarios, creen que el área bajo control de Judá e Israel en esta época, excluyendo los territorios fenicios en la costa mediterránea, no excedía de 34.000 km²; de éstos, el reino de Israel abarcaba cerca de 24.000 km².nota 2 28
Sin embargo, La interpretación de la evidencia arqueológica sobre el alcance y la naturaleza de Judá y Jerusalén en el siglo 10 antes de Cristo es un tema de intenso debate. Israel Finkelstein y Zeev Herzog de Universidad de Tel Aviv piensa que el registro arqueológico no apoya la opinión de que Israel en ese momento era un estado importante, sino más bien un pequeño reino tribal.29 Finkelstein dice en suLa Biblia desenterrada(2001): "[O] n la base de estudios arqueológicos, Judá se mantuvo relativamente vacía de población permanente, muy aislados y la derecha muy marginal hasta después de la hora prevista para el David y Salomón, sin grandes centros urbanos y sin jerarquía pronunciada de caseríos, aldeas y ciudades.30 De acuerdo con Zeev Herzog "la monarquía unida de David y Salomón, que es descrito por la Biblia como un poder regional, era a lo sumo un pequeño reino tribal ".31 En el otro [[William G. Dever |] William Dever], en su ¿Qué hicieron los escritores bíblicos y que sabían?, sostiene que la evidencia arqueológica y antropológica apoya el relato bíblico amplia de un Estado de Judea en el siglo 10 antes de Cristo.32 Encuestas de la superficie se encuentra destinada a la localización y cambios en los patrones de asentamiento de población han demostrado que entre los siglos 16 y 8 a. C., período que incluye los reinos bíblicos de David y Salomón, toda la población de la región montañosa de Judá, no era más que unos 5.000 personas, la mayoría de ellos pastores errantes, con la zona urbanizada toda consta de una veintena de pequeños pueblos.33

Historia del Antiguo Israel

David como rey de Judá

David se convirtió en rey (pero únicamente de la tribu sureña: Judá). Gobernaría desde la ciudad de Hebrón durante siete años, para recién después ser designado rey de toda la nación (Israel y Judá).
Cierto número de críticos y eruditos bíblicos han sugerido que David consiguió esa ansiada unificación de las 12 tribus con base en su carisma, pero lo que realmente parece legitimarlo es su férrea determinación de hacer cumplir la Ley de Yahvé (Jehová). [Los líderes de las tribus le dijeron: “hueso y carne tuya somos” (2ª Sam 5:1-3)].
El líder judío sería –con su valentía y piedad- el unificador de las tribus israelíes. Consiguió también hacer de Jerusalén la capital de la nación y algo largamente añorado por los fieles: recuperar y traer el Arca de la Alianza (cuyo culto había perdido intensidad en tiempo de los Jueces ) (Jos 7:6; 2ª Sam 6:2) De acuerdo a las Escrituras, en la segunda mitad de su reinado aparecen desvíos, algunos crímenes y ciertas conjuras que culminan con Absalom, hijo de David, propuesto como nuevo rey. La Biblia entonces describe como un gran sector del pueblo se rebela y asume el control de Judea, forzando a David al exilio al este del Jordán.26
Según Samuel, David lanzó un contraataque y triunfó, aunque con la pérdida de Absalom, su hijo. Reconquistada Judea, y afirmado el control sobre Israel, David regresa al oeste del Jordán, aunque continúa sufriendo rebeliones por parte de Israel, superando con éxito cada una.

David y Goliat

David y Goliat

Un singular combate que tuvo lugar en Tierra Santa entre el campeón de los filisteos y un joven pastor sin experiencia de guerra, puso de manifiesto mil doscientos años antes de Cristo que cuando se tiene fe y se hace lo que es correcto a los ojos de Dios se pueden obrar las proezas más increíbles y obtener la victoria sobre las fuerzas de la obscuridad y el pecado

Los filisteos eran un pueblo guerrero, enemigo de Dios, que habitaba un pequeño territorio costero a orillas del Mediterráneo, entre Israel y la península de Sinaí.
Llegados desde el Mar Egeo alrededor en el siglo XIII a.C., levantaron ciudades como Gaza, Ashdod, Ascalón, Azoto y Gat, en las que destacaban sobre el resto de las edificaciones, templos de dioses perversos y demoníacos como Dagon y Baal-Zebul a quienes hacían crueles sacrificios.
Invasión a Israel
Ocurrió que en tiempos de Samuel (año 1050 a.C.) los filisteos entraron en Judá y después de alcanzar Socó llegaron a Efes-Damim, región situada entre aquella comarca y Azeca, donde levantaron su campamento y lanzaron desafíos a los pobladores del lugar. Enterado de ello, el rey Saúl movilizó sus fuerzas enfilando hacia el valle de Terebinto, al otro lado del monte en el que acampaban los invasores, y allí levantó sus tiendas de campaña en espera de los acontecimientos.
Goliat de Gat
“Y salió de los reales de los filisteos un hombre bastardo, llamado Goliat, de Gat, cuya estatura era de seis codos y un palmo. Traía en su cabeza un morrión de bronce, e iba vestido de una coraza escamada, del mismo metal, que pesaba cincomil siclos; botas de bronce cubrían sus piernas y defendía sus hombros un escudo de dicho metal. El astil de su lanza era grueso como el enjullo de un telar, y el hierro de la misma pesaba seiscientos siclos e iba delante de él su escudero” (1).
Quedaron aterrados los israelitas al ver al gigante y ninguno se atrevió a aceptar su desafío de combate individual. Al ver aquello, los filisteos rieron estruendosamente y se mofaron de sus rivales.
“¿Porqué habéis venido para dar batalla? ¿No soy yo un filisteo y vosotros siervos de Saúl? Escoged de entre vosotros alguno que salga a combatir cuerpo a cuerpo. Si tuviere valor para pelear conmigo y me matare, seremos esclavos vuestros; más si yo prevaleciere y le matare a él, vosotros seréis los esclavos, y nos serviréis. Dadme acá un campeón, y mida sus fuerzas conmigo, cuerpo a cuerpo” (2).
Más Saúl y sus guerreros se acobardaron y llenaron de pavor.
David el pastor
No lejos de allí apacentaba sus ovejas David, el menor de los ocho hijos de Isaí de Belén, quien había sido ungido por el Señor a través de Samuel y que solía agradar al rey con el sonido de su arpa cuando el mal espíritu agobiaba su alma.
Una mañana, pidió a David que por ese día dejase el ganado y se dirigiese al campamento del rey para llevarle provisiones a sus hermanos, Eliab, Abinadab y Samma, que combatían en las filas de Israel.
Nuevos desafíos de Goliat
Al llegar al acantonamiento, David vio que ambas fuerzas se formaban para el combate. Entonces, echó a correr presuroso para informarse de la situación de sus hermanos cuando una poderosa voz proveniente de las filas invasoras, le llamó la atención. Era Goliat, el campeón filisteo que, como todos los días, repetía su desafío insultando y mofándose de los israelitas. El joven pastor, al ver a sus compatriotas abandonar las filas del ejército, le preguntó a un soldado quien era aquel hombre vil.
“¿No habéis visto a ese hombre que se presenta? Pues, a insultar a Israel viene” (3), le respondió.
David acepta el reto
Al escuchar eso David, llenó de ira, exclamó: “¡¿quién es ese filisteo incircunciso para insultar así a los escuadrones del Dios vivo?! (4), y dirigiéndose a la tienda del rey, se presentó ante él para manifestarle, frente a todos sus capitanes, que estaba dispuesto a enfrentar al gigante. “Nadie desmaye a causa de ese filisteo. Yo, siervo tuyo, iré y pelearé contra él” (5).
Tanto Saúl como sus oficiales quedaron perplejos. Frente a ellos, aquel muchacho, un simple pastor, proponía enfrentar a un guerrero invencible, que había luchado en decenas de batallas y derrotado a infinidad de enemigos. “No tienes fuerza para resistir a ese filisteo, ni para pelear contra él; pues eres muchacho todavía, y él es un varón aguerrido desde su mocedad” (6), le dijo Saúl con ánimo de disuadirle. Pero David no era un simple pastor. Cuidando a sus ovejas había tenido que enfrentar mil peligros, algunos de ellos, el oso y el león. Por ello respondió: “Apacentaba tu siervo el rebaño de su padre, y venía un león o un oso, y apresaba a un carnero de en medio de la manada; y corría tras él y lo mataba, y le quitaba la presa de entre los dientes; y al volverse contra mí, lo agarraba de la quijada, y lo ahogaba y mataba. De ese modo yo, siervo tuyo, es como maté tanto al león como al oso” y refiriéndose a Dios Todopoderoso agregó: “El mismo me librará también de las manos de ese filisteo”, a lo que Saúl, en parte convencido y en parte resignado, le dio su consentimiento: “Anda, pues, y el Señor sea contigo” (7).
Un combate singular
Los soldados de Saúl vistieron a David con yelmo y coraza y le entregaron la espada del rey pero el joven se despojó de ellas porque le estorbaban. Y vistiendo sus ropas de pastor, se encaminó al campo de batalla llevando su cayado, el mismo que utilizaba para cuidar los rebaños. En el camino, se detuvo junto al río, recogió del agua cinco guijarros lisos y después de guardarlos en su morral, siguió avanzando en busca de Goliat confiando su suerte a Dios.
Al verlo venir, los filisteos estallaron en risas pensando que aquello era una broma. Goliat menospreció a David “...por ser este un joven rubio y de linda presencia”8 y avanzando hacia él, llevando delante su escudo, rugió: “Ven acá, y echaré tus carnes a las aves del cielo y a las bestias de la tierra” (9). A ello respondió David: “Tú vienes contra mí con espada, lanza y escudo; pero yo salgo contra ti en el nombre del Señor de los ejércitos, del Dios de las legiones de Israel, a las cuales has insultado en este día. El Señor te entregará en mis manos y te mataré y cortaré tu cabeza; y daré hoy los cadáveres del campo de los filisteos a las aves del cielo y las bestias de la tierra, para que sepa todo el mundo que hay Dios en Israel, y conozca todo este concurso de gente, que el Señor salva sin espada ni lanza, porque El es el árbitro de la guerra, y El os entregará en nuestras manos” (10).
El triunfo de David
Al escuchar aquello, Goliat corrió, fuera de sí, hacia donde estaba David, con la intención de matarle más aquel, metiendo su mano en la alforja, extrajo uno de los pedregullos, lo colocó en su honda y haciéndola girar velozmente sobre su cabeza, se lo arrojó al gigante, incrustándoselo en el centro de su frente.
Goliat cayó de rodillas primero y dio de narices contra el suelo después, pereciendo instantáneamente. Entonces David corrió hacia él y tomando su espada, le cercenó la cabeza de un certero golpe.
Al ver aquello, los filisteos huyeron despavoridos perseguidos por los israelitas, quienes ocasionaron en ellos gran mortandad, acuchillándolos hasta las puertas de Ecrón y la mismísima Gat, la aldea natal del gigante. Y a su regreso, saquearon su campamento y llevaron la cabeza de Goliat a Jerusalén, para exponerla frente a la multitud, como prueba del poder de Dios.
El poder divino
El Rey David simboliza la fuerza que nos proporciona la Fe cuando la adversidad y el mal parecen invencibles. Es la evidencia más clara de que Dios escucha nuestras oraciones y que, en los peores momentos, está siempre a nuestro lado para brindarnos su protección y proveernos del poder necesario para enfrentar el peligro, siempre y cuando transitemos el camino del bien y hagamos lo que es recto a sus ojos.

D's escoge a David - Origenes del Rey David

Saúl fue el primer Rey de Israel, pero él no quiso obedecer a D-os y servirle. Al fin D-os decidió rechazar a Saúl y escoger un nuevo Rey para su pueblo. Le dijo a Samuel, “Ve al pueblo de Belén y busca a un hombre que se llama Isaí, que vive allí. Yo he escogido a uno de sus hijos para ser Rey de Israel en lugar de Saúl.” Así que Samuel se fue a Belén. Para poder conocer a Isaí y a sus hijos, Samuel invitó a la gente de Belén para ofrecer un sacrifico a D-os. Isaí vino al
sacrificio con sus hijos. Samuel miró al más grande de ellos, que se llamaba Eliab. “¡Qué hombre tan fuerte, alto y guapo!” Samuel pensó dentro de sí, “¡Éste ha de ser el que D-os escogió!” Pero el Señor le dijo a Samuel, “Éste no es. No mires a su parecer, ni a lo alto y fuerte que se ve. Los hombres siempre miran lo que pueden ver con sus ojos. Pero el Señor mira el corazón.”
Isaí hizo pasar a cada uno de sus hijos delante de Samuel. Pero cada vez,
D-os le dijo a Samuel en su corazón, “No, éste tampoco es.” Al fin, cuando
había visto a todos, Samuel dijo a Isaí, “Mira, Isaí, D-os no ha elegido a
ninguno de estos. ¿No tienes otro hijo por ahí escondido?”
Isaí dijo, “Bueno, aun queda el más pequeño. Lo dejé cuidando las
ovejas.” Samuel dijo, “¡Manda a traerlo!” e Isaí envió por él. Cuando llegó el
muchacho, que se llamaba David, y Samuel lo vio, el Señor le dijo a Samuel, “¡Levántate y úngelo, porque éste es!” Samuel derramó un cuerno de aceite sobre la cabeza de David y lo ungió por rey sobre la nación de Israel. Pasarían aun muchos años hasta que David llegaría a ser el Rey. Pero a partir de aquel momento cuando Samuel lo ungió, el Espíritu del Señorvino sobre David. Aunque era todavía muy joven, D-os empezó desde entonces a guiarlo y a prepararlo para ser el Rey de su pueblo.

Presiona aqui para ver la historia del Rey David animado.

¿Quién fue el Rey David?

David, fue un rey israelita, sucesor del rey Saúl y el segundo en reinar el antiguo Reino de Israel, cuya historia se narra en los libros de Samuel el profeta y en los Salmos en el Antiguo Testamento de la Biblia. Fue padre de uno de los grandes gobernantes de Israel, Salomón.
David es considerado como un rey esencialmente justo, valiente y apasionado, así como un aclamado guerrero, músico y poeta, y al que tradicionalmente se atribuye la autoría de muchos de los salmos del Libro de los Salmos. Su vida se divide en cuatro etapas claramente definidas que se extraen de los escritos de Samuel.
Su existencia puede situarse entre los años 1040 a. C. y 970 a. C., siendo su reinado sobre el territorio de Judá entre 1007 a. C. y 1000 a. C. y sobre Israel entre el año 1000 a.C. y 970 a.C.